El origen

El obispo español San Juan de Rivera por quien el rey Felipe V creó el marquesado hace 300 años.

En la Santa Sede

 

Ante la Soberana Orden Militar de Malta, cuando era diplomático en 1981 (der).

GENTE le cuenta, en primicia, la historia del notario colombiano que recuperó el título de marqués que le había robado un impostor. Su abogado fue un duque español. El Rey de España lo reconoció como el Marqués de San Juan de Rivera.

Es notario y vive en un pequeño apartamento en el norte de Bogotá donde guarda un escudo familiar pintado sobre papel pergamino. Este es uno de los símbolos del linaje de sus antepasados y un regalo de matrimonio. También hay fotos enmarcadas de cuando estuvo en el Vaticano como diplomático y acompañando al papa Juan Pablo II. En su biblioteca, los libros de historia revelan la gran pasión del Marqués de San Juan de Rivera, un payanés radicado en Bogotá hace 39 años.

Pocos saben que quien firma con tinta azul cientos de documentos en la notaría donde trabaja, es un noble por orden del rey Juan Carlos. Él prefiere decir que se trata de una anécdota familiar y que el valor de un título nobiliario es simbólico. “Ser marqués no trae ningún privilegio”, explica. Solamente en España lo llamarían ilustrísimo señor. Sin embargo, su historia bien podría servir de trama para una novela. Castrillón, quien también es historiador y genealogista, se demoró 20 años para armar el rompecabezas de su origen. Con la sagacidad de un detective buscó partidas auténticas de nacimiento, matrimonio y defunción para confirmar que era descendiente –y por partida doble– del segundo y del tercer marqués de San Juan de Rivera, quienes vivieron en Popayán como muchos miembros de nobles familias españolas, durante la Colonia. Eso quería decir –y así lo presentía–, que le correspondía ser marqués de San Juan de Rivera, un título que ostentaba, sin merecerlo, un cubano radicado en Miami. Lo que no sabía este notario era que en España, historiadores del Cuerpo de Grandes de España y Títulos del Reino, también estaban tras la pista del impostor. Uno de ellos es el abogado Francisco López Becerra de Solé, actual Duque de Maqueda y pieza clave para que el marquesado regresara a sus legítimos dueños. “Nuestro trabajo es velar por la pureza de las transmisiones nobiliarias”, le dijo el Duque en entrevista con GENTE, desde España.

El Cuerpo de Grandes de España y Títulos del Reino descubrió el fraude y encontró al marqués colombiano

 

Las pruebas, en Colombia

Castrillón creció en Popayán, en la misma casona donde nació el expresidente Guillermo León Valencia. Allí pasó muchas horas leyendo clásicos –su papá, que era militar, tenía una gran biblioteca– pero, sobre todo, biografías de caudillos como el prócer Manuel José Castrillón, su tatarabuelo. Desde pequeño supo que era descendiente de embajadores, senadores,  gobernadores y hasta ‘guerreros’. Él mismo empezó a escribir en el periódico local a los 18 años y luego intentaría llegar a la Cámara de Representantes. “Había una veneración por la conducta de los antepasados. Era como saber de dónde se viene para conocer a dónde se va”. Y entre ellos, también estaban los marqueses de San Juan de Rivera, cuyos orígenes eran antioqueños.

La pieza clave

El duque de Maqueda, Don Francisco López Becerra de Solé, quien logró recuperar el título de Castrillón. Abajo, (izq.) con el papa Juan Pablo II.

En 2005, el rey Juan Carlos firmó la carta real del nuevo marqués

Carlos Felipe Castrillón es pariente del tercer marqués de San Juan Rivera, Matías de Rivera y Londoño, porque una de sus bisabuelas, Prima Castrillón Espinosa, se casó con Laureano Mosquera, nieto de ese marqués. Esa misma bisabuela es hija de Manuel José Castrillón (su tatarabuelo), nieto del segundo marqués, que trabajó para la Corona y luego fue leal a la causa republicana. Inclusive, fue martirizado por ella. Todo esto también lo sabía el Duque de Maqueda, quien desde España armó el enigma del fraude. “Uno de nuestros miembros descubrió, averiguando generación tras generación, que el título colombiano de Marqués de San Juan de Rivera había sido sucedido fraudulentamente, en 1982, por Félix Enrique Hurtado de Mendoza y Pola”, el cubano que vivía en Miami, conocido historiador y exfuncionario de la OEA. Según el Duque, “los documentos que este presentó ante el Ministerio de Justicia español habían sido falsificados”. Hurtado logró obtener el título con una partida de defunción de una supuesta hermana del segundo marqués, que nunca existió y de la que afirmaba descender. “Él aprovechó que la familia de Carlos Felipe Castrillón no había solicitado el título desde hacía muchos años y pensando quizá que los descendientes se habían extinguido, solicitó el título nobiliario”, dijo el abogado español. Así que el siguiente paso fue encontrar al verdadero heredero del marquesado. Por eso, otro miembro del Cuerpo al que pertenece el Duque de Maqueda –su esposa es prima del rey Juan Carlos–, viajó a Bogotá para conocer al que creían con más derecho al título.

El nuevo marqués

 

El Duque de Maqueda fue quien actuó como demandante para recuperar el título del marqués de San Juan de Rivera y que el impostor disfrutó por más de dos décadas. El pleito duró dos años en los tribunales de Madrid, hasta que el 29 de junio de 2005 se publicó en el Boletín Oficial del Estado (de España) la orden para expedir una carta real de sucesión a favor de Castrillón. El cubano renunció al título. Tres meses después, el primero de septiembre, esa carta fue firmada por el rey Juan Carlos y ahí sí, Carlos Felipe Castrillón empezó a ser legalmente el nuevo marqués, luego de pagar un impuesto a la hacienda pública, como lo hacen todos los nobles con títulos en España. Han pasado seis años y en su apartamento Castrillón guarda varios ejemplares de su novela La paradoja de un sueño, que es la génesis de su propia historia. La terminó de escribir en 2000, cuando ni siquiera imaginaba que ese final de ficción, donde el protagonista recupera el título de marqués, se convertiría en realidad. No se siente privilegiado por ser marqués, pero sabe que este título es un reconocimiento al mérito de sus antepasados. “La única diferencia con el resto de la humanidad es saberse signado por una particular identidad cultural, con siglos de historia conocida. El resto de los mortales apenas recuerdan a sus abuelos”, escribió en su novela.

 
Con escudo propio

Este es el escudo que identifica al Marqués de San Juan de Rivera, sobre el que está la corona marquesal. Castrillón también guarda una carta real que está escrita a la forma antigua firmada por el Rey con su sello.

Por Elizabeth Reyes Le Paliscot

Fuente: Esta noticia es propiedad de Revista Gente / Edición febrero de 2012